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Injerencia extranjera
Ya sabemos cuáles fueron los resultados. Había sucedido antes en República Dominicana y varios años antes en Guatemala.
Pedro Salima psalima36@gmail.com

6 Mar, 2015 | El cuento de burlarse de líderes o gobiernos porque la injerencia extranjera es un cuento para desviar la atención, es tan viejo como la presencia invasora de las potencias en países más pequeños. Del Compañero Presidente Salvador Allende se burlaron hasta la saciedad los empresarios, políticos de la derecha y los grandes medios. Ya sabemos cuáles fueron los resultados. Había sucedido antes en República Dominicana y varios años antes en Guatemala. De Fidel Castro se burlaron desde Miami los cubanos en el exilio, cuando empezó a denunciar la invasión por Bahía de Cochinos. Los cubanos miameros estaban metidos en la conspiración apoyada por el gobierno gringo.

Nos ha tocado leer en los últimos tiempos un libro del periodista Pastor Heydra donde pone al desnudo la injerencia norteamericana en el Chile de Allende. Pastor, que estaba en la patria de Neruda en ese momento, describe con pelos y señales la guerra económica, el sabotaje, la guerra mediática contra Allende, y la injerencia del gobierno de Nixon, denunciando al imperialismo gringo sin cortapisas. Parecía describir lo que ha venido sucediendo en Venezuela en los últimos años, pero sólo que lamentablemente en el caso de nuestro país, el periodista y político también se suma a la burla contra el chavismo.

Más de un alto personero del gobierno gringo, en varias épocas, ha confesado que ellos se asumen como dueños del mundo, en especial de América Latina. Para llevar a cabo sus políticas injerencistas los gringos han contado en nuestros países a excelentes lacayos, y no nos referimos sólo al expresidente Álvaro Uribe, quien llegó a decir que en su gobierno le faltó tiempo para una operación militar directa en Venezuela. Por cierto, esta confesión a pulmón abierto no despertó la mínima ofensa a la derecha venezolana.

De reciente aprobación por parte del parlamento gringo, a propuesta del Presidente Obama, es la ley que coloca al gobierno norteamericano en condiciones de jefe cuando se den manifestaciones, guarimbas y cuestiones semejantes en el suelo venezolano. A la derecha venezolana no le parece que eso sea injerencia. También de reciente efecto mediático son las palabras llenas se soberbia, engreimiento y prepotencia del señor Obama al anunciar que el gobierno norteamericano le torcerá el brazo a aquellos países que no se adecuen a las políticas gringas. ¿Esto no será injerencia en los asuntos internos de otros países? A la derecha venezolana, concentrada en la MUD y sus afines, le parecen justas las palabras y acciones de Obama.

Lo más grave del asunto es que no son bravuconadas del Presidente gringo, empeñado en coronarse como guerrerista para que la gente no se coma el cuento del Premio Nobel de la Paz. Arrecian las agresiones contra Venezuela, se intenta socavar las bases de la democracia en Argentina y Brasil. Por allí andan.

En el caso de Venezuela, hay elementos que nos dicen que Obama anda hablando en serio. Tenemos entendido que autoridades venezolanas, dólares en mano, no logran que las grandes transnacionales del mundo farmacéutico, le vendan medicinas. Al gran capital transnacional le sabe a lo que sea, el padecimiento de los venezolanos tras las medicinas ausentes en las farmacias: no nos venden salvo que Maduro tire la toalla. Como este acto de entrega no sucederá, en las farmacias las acusaciones son contra el gobierno. Ese es uno de los resultados de la injerencia: nos dividen para envainarnos.
Mientras tanto, los gringos buscan ponernos de rodillas.




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