Pescador de Juan Griego narra peripecias. / Foto: LUIGI PARAVANI

31 Ene, 2015 | Tanto para la rutina en tierra, como en el mar, aprovisionarse de productos alimenticios "cuesta Dios y su ayuda, porque la situación está malucona", comenta Rafael "Rafucho" Rodríguez, un capitán de barco nativo de Las Salinas de Juan Griego, quien hace maromas para garantizar el suministro antes de emprender campañas en aguas internacionales. En este caso van por 15 días, y según lo relata el problema es que ahora se les hace más "cuesta arriba" aprovisionarse de lo comestible. Por ejemplo, estaban acostumbrados a comer funche (especie de polenta hecha con harina de maíz precocida), o arepas casi a diario, pero ahora eso se dificulta o tienen que pagar el triple o más.

Cuando no consiguen las "pacas" de harina, dice que alternan con arroz o más pastas. A falta de una cosa la sustituyen por la otra, complementado por supuesto con pescado fresco el cual, como es obvio, resulta infaltable en la dieta del navegante. Viajan en total seis marinos, y esta vez para la campaña lograron reunir dos pacas de harina, 10 paquetes de arroz e igual de espaguetis. "Todo está difícil, pero no podemos detenernos", dijo este pescador con 20 años en la faena.

A bordo de la lancha "Amiga Chepa", junto a otros cinco marinos de la embarcación en ese momento "Rafucho", como lo llaman, se enfrasca al arreglo de la máquina de la lancha. Deben viajar "a la Guayana" y la idea es que todo funcione bien porque mar adentro no hay falla que valga ni se puede estar inventando.

Relata que solamente "fondean" el barco cuando hay tempestad o grandes rebosos y no hay un refugio cerca. En esas circunstancias esperan "fondeados" a que pase el mal tiempo.

Necesario equipamiento

Aparte de los aspectos técnicos, previo a cualquier inicio de campaña los marinos que emprenden largas travesías deben equiparse de combustible, hielo y adquirir provisiones para días o meses en los cuales navegarán y estarán fuera de la isla de Margarita.

Entre los suministros para estas jornadas que pueden extenderse por días o meses, el pescador "campañero" debe asegurar el "frío" para el mantenimiento del pescado. Desde hace un tiempo al norte de la Isla tienen problemas para abastecerse porque la planta de hielo de Juan Griego está parada, al parecer por falta de repuestos y las piezas no se consiguen. Ir a Punta de Piedras, donde funciona otra planta hielera, es una penuria porque hay muchas lanchas y es difícil "agarrar hielo", indica.

"Rafucho" habla desde la embarcación, donde hace un alto en sus labores y amablemente accede a hablar de su rutina marinera. Refiere que aproximadamente 2.500 kilos de pescado agarraron en su más reciente campaña de inicio de año, entre palagar, atún y dorado. Ahora regresan con su palangre aboyador, el arte más utilizado por ellos en la faena, a ver si superan las capturas anteriores, con fe en Dios y la Virgen del Valle.

Pescadores de Juan Griego. / Foto: LUIGI PARAVANI

Amiga Chepa ajusta máquina

La embarcación "Amiga Chepa" mide 3,7 metros de eslora y 3,55 de manga. Está capitaneada por Rafael "Rafucho" González, de 33 años, quien se dedica a la pesca desde que era un adolescente y se apasionó por el oficio.

Cuando se desplaza "hasta la Guayana" dura en el trayecto dos días.

Cuando la pesca en parte de la vida y fuente de sustento de un hombre y su familia, no hay otros horizontes, sino aquellos que se perfilan azules o nublados, tranquilos o agitados, según las condiciones meteorológicas.

En esos casos el pescador acostumbrado a esas campañas tiene un buen ojo, más allá de los pronósticos que le pueda suministrar el Inameh.