Este jueves en San Cristóbal, padre e hijo han de completar un ciclo dorado en sus respectivas carreras deportivas. / Foto: OSKARINA ASTUDILLO

7 Ene, 2015 | Miguel Carreño es una de las referencias más claras en la historia del ciclismo neoespartano, al punto de ser parte del grupo pionero que debutó en la Vuelta al Táchira, el 9 de enero de 1985.

Treinta años después, su hijo David Carreño sigue los pasos del jefe de la casa en el mundo del ciclismo de alta competencia, otra vez en tierras andinas.

"Cuando David empezó, lo hizo sin amor al ciclismo, pero luego tomó las cosas más en serio con el caballito de acero", reflexionó Miguel Carreño.

Mientras realizan la sesión de fotos con la reportera gráfica Oskarina Astudillo, los Carreño rememoran enseñanzas y lecciones doradas en las competencias.

"Siempre le dije a David que si le llegaba la oportunidad de ir a la Vuelta al Táchira, no podía desperdiciarla. Siempre le insisto que trate de irse de la mitad para adelante, que las caídas aparatosas suelen ser en el pelotón atrás", recordó el campeón de la Vuelta a Margarita en sus inicios.

Cuando le pedimos que analice técnicamente al joven, Carreño sostiene que él siempre busca meterse adelante, que sabe dónde y cuándo atacar. "David ya tiene su criterio propio para competir".

Nacido el 14 de septiembre de 1988, David Carreño contradice a su padre asegurando que el ciclismo le gustó "desde carajito, pero ahora que le tengo más pasión. Mi papá me ha ido enseñando. Cuando voy en el lote, ando pendiente y me acuerdo de sus enseñanzas".

Carreño hijo aseguró que él en el terreno plano suele correr muy bien y se siente muy cómodo en esos tramos, pero en la subida sí reconoce que confronta problemas. "Es un orgullo para mi ir a competir al Táchira, donde estarán los mejores del continente".

Carmen Mariñas, esposa de Miguel Carreño, comentó que el padre siempre ha encaminado al aventajado hijo por el sendero del bien y las enseñanzas oportunas para que luzca en el ambiente.

"A veces él le decía una cosa de la estrategia de carrera y David hacía otra, pero no andan peleando por eso. A la hora de comer, la pasta es lo que más le gusta a los dos, porque los pone fuertes para lo que venga", dijo la señora de la casa con los ojos humedecidos.

Lo dicho: padre e hijos han quedado unidos no sólo por los lazos de la sangre, sino que el ciclismo les ha vinculado más. Este jueves cuando partan en el giro tachirense, Miguel Carreño enviará sus bendiciones.

Viaje matador

Luego de un viaje en carretera desde Puerto La Cruz, el equipo de ciclismo del estado Nueva Esparta competirá directo y sin atenuantes en el giro tachirense. Sobre la conciencia de quien permitió este "deporticidio", quedará el que los muchachos no puedan desarrollar sus capacidades. Con improvisaciones y viajes tan prolongados es imposible pedir resultados.