Laura Martínez disfruta de los paisajes marinos de la isla de Margarita y de su gente. / Foto: OSKARINA ASTUDILLO

21 Dic, 2014 | Cuando Laura Martínez, más llamada cariñosamente "Laurita", se adentra en el mar y disfruta de las playas margariteñas, se siente a plenitud. "Un baño de playa no solamente es desestresante, después de una semana de trabajo intensa, sino además placentero y que me llena mucho de energía".

Es una mujer emprendedora, de mirada aguda. Gusta de la buena conversación, la amistad y mantiene siempre una sonrisa, sin dejar de demostrar una personalidad y carácter recios, a la hora de fijar posición o expresar opiniones.

Desde la década de los años 70, cuando sus padres deciden radicarse en la región, se ha sentido una nativa más, lo cual se consolidó más luego de que naciera en la Isla su único hijo, Michelángelo Muscia Martínez, a quien profesa las mayores atenciones. En segundas nupcias, años después que la viudez la sorprendió en la flor de su madurez, se unió a Nicola Muscia, con quien hoy forma hogar. Opina que la maternidad es hermosa, pero a su vez una gran responsabilidad que asume a conciencia. Comenta que se entristece, por ejemplo, cuando ve pasar frente a sí a una adolescente, apenas una niña, y ya embarazada.

"A esa edad no se asume realmente la maternidad con la seriedad del caso", opina, con relación a una problemática social que trasciende y, por lo tanto, llama a la reflexión.

Mujer en ferretería

Durante décadas, el padre de Laura y Tito se dedicó en la Isla al negocio ferretero. En ese ambiente se criaron los hijos y aprendieron del oficio. Por ello, cuando don Armando decidió hace algunos años retornar a Madrid, junto con su esposa, dejó en manos de sus hijos la gerencia de sus negocios en la Isla, y en ese ramo comercial permanece Laurita. Indica que si bien no es un negocio muy asociado con la mujer, por su experiencia y fogueo en la empresa familiar se ha mantenido sin problemas.

"Cuando mi papá comenzó a trabajar en Margarita, adquirió una vieja casona en la calle Fraternidad y fue visionario al construir un pequeño edificio como inversión, donde aún laboro. Para la época no había en Margarita grandes establecimientos ferreteros, sino los tradicionales Materiales Lido, Ferretería La Unión y el negocio de Zoilo López, entre otros, y así fue creciendo la oferta de servicio".
Con el desarrollo insular nacieron grandes almacenes, pero los pequeños negocios del ramo también son opción, con una atención más personalizada, agrega Laura, quien afirma que en la Isla hay prosperidad y público para todos.

Raíces españolas

Como prácticamente se crió en Venezuela, Laurita no siente como tal la añoranza de España, pero vista como la tierra de sus raíces siempre acostumbraba ir de vacaciones y ahora con más frecuencia (cuando los boletos aéreos se consiguen) a visitar a sus padres.

Entre otras cosas admira de sus progenitores esa capacidad de trabajo, y el haber levantado a su familia sin desmayo, siempre pensando en el futuro. De su mamá, en particular, realza sus aptitudes culinarias, sobre todo cuando se habla de la gastronomía española. Disfruta, en especial, cuando ella prepara los famosos callos o cocidos a la madrileña. El cocido es uno de los platos más representativos de la cocina de Madrid. Consiste en un guiso cuyo ingrediente principal son los garbanzos y para dar sazón, aunque con gran protagonismo, diversas verduras, carnes y tocino de cerdo con algún embutido.

-Y de la gastronomía margariteña, ¿qué le gusta?

-Me encanta toda su comida, y por supuesto, el pescado fresco y los mariscos -agrega Laura Martínez, quien llegó a la Isla para quedarse, siempre navegando en la ilusión.

Origen

Laura Martínez nació en Madrid, España, pero desde los siete meses de venida al mundo está en Venezuela, cuando sus padres Laura Sanz y Armando Martínez deciden en 1957 establecerse en este país suramericano, motivados por el vínculo sentimental y estrecho con una tía que se casó con un venezolano y ya vivía en el país. Llegaron a bordo de un barco que los trajo hasta el puerto de La Guaira. La primera residencia fue en el estado Falcón, luego en Caracas y en 1973, durante un viaje vacacional a la isla de Margarita, el jefe de familia, Armando Martínez, quedó prendado de la región insular y comenzó a gestar su venida definitiva a estas tierras. Se abrieron los nuevos horizontes y aquí prosperaron...