Porlamar
16 de abril de 2024





EL TIEMPO EN MARGARITA 28°C






Las dos caras de la Natividad
La tradición cristiana del Niño Dios, que ya alcanza los dos milenios, es un credo, una potestad que mientras la metáfora del cielo permanezca incólume, los siglos por venir estarán sujetos a esta cosmovisión.
Ramón Ordaz / rordazq@hotmail.com

17 Dic, 2014 | Cuatro décadas, tal vez menos, son suficientes para enraizar una tradición, para enfatizar en cualquier comunidad humana la razón de su continuidad; los cultos religiosos, sobre todo, han mostrado más fidelidad y permanencia en el tiempo, como es el caso, por ejemplo, de la devoción mariana de América Latina. Casi medio milenio ilustra la aparición de la Virgen de Guadalupe; otro tanto habría que señalar de la patrona de Oriente, la Virgen del Valle. Acosado por la temporalidad, por el tránsito de su breve existencia en la tierra, pega mano el hombre hasta de la más insólita tabla de salvación.

La conciencia de una larga soledad en el universo pone en evidencia nuestra fragilidad y desventura, por lo que el atajo de la epifanía, la investidura celestial del cuerpo revelado, constituyen los caminos francos para alcanzar ese hogar de reconciliación con el mundo, que no es precisamente la profana casa donde convivimos cotidianamente. El "cielo" es una metáfora de la restauración del espíritu. Por ese espejismo, nuestro deseo deambula en busca de respuesta y absolución, como San Juan y Santa Teresa en pos de la Vía Unitiva. La tradición cristiana del Niño Dios, que ya alcanza los dos milenios, es un credo, una potestad que mientras la metáfora del cielo permanezca incólume, los siglos por venir estarán sujetos a esta cosmovisión.

Ocurre que esa Natividad nuestra, fraguada en tiempos inmemoriales, vista desde la perspectiva menos especulativa, fue entre los paganos una religión mistérica que rendía culto a mitra, un dios solar de la antigua Persia (hoy Irán). Esa adoración al sol era coherente con las estaciones de la naturaleza. El tránsito del solsticio de invierno al de verano, que daba paso a un renacer, a un nuevo ciclo, al advenimiento de la primavera, acontece cada 25 de diciembre, fecha del nacimiento de Mitra. La cristiandad sustituiría esta antigua práctica, en atención a la misma fecha, por la Navidad que hoy conocemos, El argumento más científico, el dato más explícito de base histórica, serían borrados por la fuerza de la costumbre, la epifanía de los reyes magos constituyen referencias que la sociedad cristiana de Occidente asumió como imponderable "verdad", hasta que un nuevo acontecimiento universal arrastre a la humanidad por otras vías de encuentro con la misteriosa y no menos indiferente presencia del oculto Dios, oculto dentro de cada ser, y ya sabemos cuán difícil es que el hombre se conozca a sí mismo.




Contenido relacionado












Locales | Sucesos | Afición Deportiva | Nacionales | Internacionales | Vida de Hoy | Gente Feliz | 50° Aniversario | Opinión


Nosotros | HISTORIA | MISIÓN, VISIÓN Y VALORES