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28 de marzo de 2024





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La pedagogía sensible
La pedagogía sensible es como rozar sobre el rostro de una mujer los pétalos de una rosa fresca, porque allí se manifiestan momentos sinceros por vivir ante las adversidades que imponga el tiempo.
Javier Antonio Vivas Santana/ jvivassantana@gmail.com

17 Dic, 2014 | La pedagogía sensible es la reflexión educativa ante la quiebra de la moralidad y la ética en que ha sucumbido la esperanza de una escuela nueva. La pedagogía sensible es voltear la mirada hacia la filosofía. Es la interpretación de los pensamientos en sus distintas concepciones políticas, sociales y culturales. Quien estudia y educa con pedagogía sensible ha revelado los enigmas de las contradicciones entre el enseñar y aprender.

La pedagogía sensible es el nacimiento de la educación que se engendra entre pensamientos y sentimientos llenos de creatividad, cariños y afectos. Quien estudia y educa con pedagogía sensible no puede ser un(a) educador(a) convertido(a) en una quimera de palabras, eso sería el engaño a su propia vocación, sería la traición a sus niños(as), significaría el desprendimiento humano contra quienes alguna vez ha dicho querer.

La pedagogía sensible es el permanente descubrimiento geográfico por encontrar en los educandos sus potencialidades y habilidades desde los sentimientos que brotan de su alma, del manantial convertido en savia espiritual. Es el sentido de la paz unido con la fraternidad de los seres. Quien estudia y educa con pedagogía sensible está apartado(a) de los rencores, la envidia y la anomia, porque entre su razón y el corazón sólo se generan episodios con predicados de esencialismo y existencialismo por el ser y ante el ser.

La pedagogía sensible es la manifestación implícita de un(a) maestro(a) cuya pasión se desborda en entregar a quienes dedica su vida laboral, su más tierna sonrisa, su mirada cristalina, sus deseos por llenarlos de aprendizaje. Quien estudia y educa con pedagogía sensible sólo tiene espacios en su quehacer social para generar las ideas del conocimiento vertido entre acuarelas y colores, entre montañas y ríos, entre mares y estrellas. Busca encontrar en esa naturaleza, la brújula de su camino ante los retos que le impone su inteligencia en términos de expresión humana.

La pedagogía sensible no es la conformidad por renunciar a la utopía. Es el sueño por desarrollar entre quienes educan y son educados, la construcción de una sociedad distinta en la cual prevalezca la justicia, la verdad y la igualdad. Quien estudia y educa con pedagogía sensible está contagiado(a) de la eudaimonía o las tristezas de quienes comparten sus espacios, porque entiende, comprende y siente que entre escuchar y ser escuchado esta la columna que sustenta cualquier ejecución y unión de su vida.

La pedagogía sensible es como rozar sobre el rostro de una mujer los pétalos de una rosa fresca, porque allí se manifiestan momentos sinceros por vivir ante las adversidades que imponga el tiempo. La pedagogía sensible es la música, el arte, la literatura, la estética por generar en los niños el amartelamiento por los principios más hermosos que ha tenido el ser humano a lo largo de la historia.

Es conjugar el sueño de los poetas enamorados. Quien estudia y educa con pedagogía sensible está apartado(a) de amarguras y resentimientos. Quien estudia y educa con pedagogía sensible ha vencido las fronteras del odio y la intolerancia porque sólo tiene sentimientos para el perdón, la reconciliación y el amor.




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