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Para remontar la cuesta en 2015
Como decisión estratégica le corresponderá al Gobierno presentar un plan de desarrollo de la agricultura y del sector industrial.
Leopoldo Puchi elepuchi@gmail.com

16 Dic, 2014 | Un difícil desafío de 2015 será remontar la cuesta de la situación de nuestra economía, marcada por tres eventos que, desde diferentes ángulos, han dislocado su funcionamiento: el impacto de la desaparición de Chávez; la fuga de veinte mil millones de dólares que bien hubieran servido para liquidar las divisas que el sector privado adeudaba por importaciones anteriores a 2013; el descenso de los precios del petróleo. Tres herida fatales para un cuerpo económico con pocos sectores productivos y de carácter rentista.

Como decisión estratégica le corresponderá al Gobierno presentar un plan de desarrollo de la agricultura y del sector industrial. Hacia dónde dirigir las inversiones, en qué monto y hacia cuáles sectores. Tiene a su disposición el manejo de las divisas que ingresan al país. ¿Qué monto e destinará a traer bienes terminados, como alimentos y productos manufacturados, y cuánto se dirigirá a insumos, maquinarias y tecnologías para la producción nacional? ¿Cuánto a la industria petrolera, cuánto a la agricultura?

Si el precio del barril petrolero es menor al de los últimos años, va a haber menos dólares y, por lo tanto, menos importaciones. Sería la gran oportunidad para que se haga un debate público sobre un presupuesto de divisas, donde se explique de manera minuciosa en qué se va a gastar cada dólar que ingrese y en el que se consulte a la población sobre las áreas y los egresos prioritarios. Un presupuesto de este tipo es una palanca formidable para alcanzar dos objetivos: reactivar el aparato productivo y generar, a través del debate y la participación democrática, un consenso sobre el destino de los recursos disponibles.
Pero no basta con la asignación planificada de los recursos provenientes del petróleo para superar el trance actual. Una economía de mercado como la venezolana, aunque esté regulada por el Estado, requiere de una moneda que brinde confianza, para lo cual es indispensable un presupuesto equilibrado, una política monetaria sin excesos en la emisión de dinero sin respaldo, un sistema cambiario flexible y un ajuste periódico de precios. Son grandes variables macroeconómicas que deben tender a la estabilidad.

Al mismo tiempo, es indispensable mantener el gasto social en bolívares y en dólares, tanto por razones de justicia social como por la conveniencia de estimular la producción por la vía de la demanda, para lo cual hay que definir áreas que recibirán estímulos y protecciones, en particular en el sector agroalimentario.

Venezuela tiene suficientes fortalezas para enfrentar el desafío del descenso del precio de precio de los hidrocarburos. Pero necesita adelantar una planificación rigurosa y transparente del uso de las divisa; acelerar y darle coherencia al ajuste macroeconómico en curso y mantener un piso político y social que le de soporte a las grande decisiones económicas inevitables.




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