Porlamar
25 de abril de 2024





EL TIEMPO EN MARGARITA 28°C






Las cosas de "Ñanga"
Una de las ñangas famosas en Altagracia fue la nuestra, Eustacia González de Rojas, quien con Simplicio "Picho" Rojas, levantó su familión que extendió raíces por los cinco costados de la comarca.
Mélido Estaba Rojas melidoestaba@gmail.com

29 Nov, 2014 | Desde hace añales, los orientales –pero fundamentalmente los margariteños- adoptamos el término "ñanga" para referirnos a la abuela, y casi siempre lo estiramos sumidos en aquella costumbre de imprimir el sonsonete de orilleplaya, convirtiéndolo en ñangaaa. Una de las ñangas famosas en Altagracia fue la nuestra, Eustacia González de Rojas, quien con Simplicio "Picho" Rojas, levantó su familión que extendió raíces por los cinco costados de la comarca.

Ella era alta y vigorosa, curtida de ocurrencias manejadas con una voz de calma que pretendía no romper un plato; vivió más de cien años, en su casita en la esquina de la plaza disfrutando de buena salud, lo que hacía decir a un colega periodista mamador de gallo que "a esa vieja van a tener que enterrarla viva porque no tiene ganas de morirse". En las fiestas de la Virgen de Altagracia se acercaban al pueblo los vecinos del Valle de Pedro González, que gustaban mucho de enamorar y "sacarse" a nuestras hermosísimas mujeres; por allí se coló alguna de las visitantes con deseos de hacer una precisa, y le preguntó a ñanga con apuro "mira mijaa… ¿por dónde se orina aquí?" y ella ripostó "¡ay mijita!… aquí meamos por la cosa, yo no sé por dónde diablo lo harán las valleras". Entre su arrume de nietos ella levantó y condujo como hombre de bien al querido primo José Ramón "Cherramón" Rojas, considerándolo un hijo más para completar su novena.

Él destacó como estudiante y dirigente en la UDO para egresar como licenciado en administración. Al regresar de Cumaná -con su título entre manos- montamos la gran parranda en el bar "La Competidora", bajo la gerencia administrativa de Luis Marín, ubicado frente a la plaza y testigo de tantos despechos y reconciliaciones a fuerza de botellones y discos de a cinco por bolívar, en aquella rokola de modernas luces intermitentes. Fueron tres días de fiesta tal y como lo exigía la circunstancia del grado, con la rochelita característica que a todos arrancaba risas, menos a ñanga Eustacia, quien cruzó la plaza para apostarse frente a la máquina musical en son de reclamo: "que hasta cuándo el bochinche, que tá bien que se graduó Cherra, que ahora es más grande la desgracia con esa bebezón… ¡Ave María purísima, mijito!".

Frente al problemita que no estaba considerado en nuestros planes etílicos, era necesario buscar una solución urgente y opté por recurrir a la estrategia del halago, así que mientras el nutrido grupo de primos con evidentes síntomas de amanecíos, abrazaba y baboseaba a ñanga, la abordé cariñoso: "Ñanga" querida… ¿Qué siente usted cuando este bojote de nietos la abrazan?

-¡Ay mijito…que ¿qué siento?... una jediondez a ron que no la aguanto! -respondió, ventilándose la nariz con las manos-.




Contenido relacionado












Locales | Sucesos | Afición Deportiva | Nacionales | Internacionales | Vida de Hoy | Gente Feliz | 50° Aniversario | Opinión


Nosotros | HISTORIA | MISIÓN, VISIÓN Y VALORES