29 Nov, 2014 | Es indudable que el tema económico es la principal atención de la sociedad actual. El imaginario personal y colectivo de los venezolanos se nutre desde distintas dimensiones: comentarios, opiniones, hasta de estudios rigurosos e interdisciplinarios.

El caso de los precios del petróleo a nivel internacional es una muestra de los desequilibrios de la economía mundial. Esta realidad la ha asumido con absoluta responsabilidad el jefe del Estado y sus ministros para conducir los destinos de la nación para el próximo año 2015. No obstante también afloran los rumores, chismes, burlas y las más variadas conjeturas de la mitomanía urbana para socializar la situación económica.

Los opinadores de oficio contrastan la realidad circundante con la utopía liberal de la perfección del mercado; mencionando que es preferible dejar a los empresarios y capitalistas los asuntos de la economía fuera de la responsabilidad del gobierno y el pueblo. Además de la corrupción y la guerra económica, se le suma el narcotráfico, el lavado y blanqueo de capital mal habido, el consumo de drogas, la prostitución y la depravación sexual entre otros vicios degradantes de la moral y buenas costumbre.

Los asesinatos cometidos por las hordas fascistas durante 2014 son hechos lamentables que no pueden quedar impunes. Los autores materiales e intelectuales deben pagar esos crímenes. Sectores de la más rancia derecha y oposicionismo degradado, evidencian desde ahora para el próximo año, sus continuas estructuras de mesa osificada al menospreciar la urgencia republicana de la transformación legislativa que estas materias, ha formulado a la nación con sus leyes habilitantes el jefe del Estado.

Cuando una sociedad tiene esta actitud de apremio generalizado para atender estos asuntos, estamos en el umbral positivo del pensamiento científico y popular de la economía política. Es imprescindible actuar con pasión, moral, acción disciplinada en esta contienda. Tenemos que ser cuidadosos en no confundir al pensamiento crítico con las críticas destructivas y perversas, tan comunes en estos tiempos del asedio enemigo. Incluso en esta transición difícil, nuestro pueblo ha dado suficiente muestra de madurez ante los sacrificios, desafíos y pretensiones del imperio y su legión de lacayos para mancillar nuestra dignidad.

La actitud sabia del pueblo bolivariano demanda para 2015 especialmente más paciencia, más constancia, más eficiencia, más seriedad y más trabajo para seguir construyendo la patria. Venceremos.