La analista Tamara Herrera proyecta que la inflación de 2015 llegará a 140% y los niveles de escasez sobrepasarán el 30%. / Foto: VANESSA RANGEL

28 Nov, 2014 | La directora de la firma Síntesis Financiera, Tamara Herrera, pronostica que en 2015 se agravarán los indicadores de inflación, escasez y se ampliará la brecha entre los ingresos y gastos.

Herrera intervino en un foro sobre desafíos empresariales ofrecido por la Cámara Venezolano-Americana este jueves en el hotel Tibisay.

La economista proyecta que el Gobierno recibirá por exportaciones petroleras cobradas el año que viene 52,9 millardos de dólares mientras que afrontará gastos por el orden de USD 62,2 millardos, lo que abre una brecha de USD 9,2 millardos.

El aumento del déficit público influye negativamente, por ejemplo, intensificando la inflación y cortando aún más las divisas necesarias para salir del ciclo de escasez.

El Gobierno aún tiene a la mano una serie de medidas para cerrar la brecha fiscal, tales como recortar las autorizaciones de divisas, disminuir el gasto corriente, vender una porción de las reservas de oro, entre otras.

No obstante, sin un ajuste fiscal y sin una recuperación de los precios petroleros, en 2015 podría dispararse la inflación a 140% y retroceder el PIB en -3,7%, según proyecciones de la firma. Estos malos resultados prolongarían la crisis económica de 2014, que Herrera estima que cerrará con una inflación de 73% y una recesión económica de -4,7%.

Populismo consumista

Herrera clasificó al 2014 como el "tercer año perdido", en el sentido que se han agravado los desajustes económicos que empezaron a gestarse en 2012.

"A finales de 2012, el suministro de divisas para la industria nacional ya comenzaba a mermar y los atrasos normales que pasaban a ser de 120 días, empezaron a ser desde 180 hasta 240 días", dijo Herrera.

El declive del ingreso petrolero que registra una caída de 30% en los últimos cinco meses, atenta contra "el populismo consumista, la pieza angular de la estabilidad política" del proyecto chavista.

El consumo se financió en la pródiga asignación de divisas baratas para subsidiar el consumo privado.

La sostenibilidad de esta política económica dependía del crecimiento sostenido de los precios del petróleo y al bajar se revelan las "debilidades de la economía nacional".

El mal desempeño económico hunde la aprobación de la gestión del presidente Nicolás Maduro; un 62% de los venezolanos la calificó de regular a mala o muy mala en octubre de 2014, según la encuestadora IVAD.