27 Nov, 2014 | Hay gente que quiere ser útil, que quiere servir; que ha preferido competir en buena lid para proyectar su existencia nutriendo su cerebro con insumos académicos. Pero lastimosamente están expuestos.

¿Pero expuestos a qué o a quienes? Expuestos a quienes se niegan a ser útiles a la sociedad, a quienes se rehúsan a estudiar o a ganarse la vida honestamente ejerciendo un oficio o un trabajo dignos.

Expuestos a aquellos que han encontrado en el robo, el atraco y las fechorías una forma de atormentar a los jóvenes que han tomado y optado por un camino recto, de servicio y utilidad a la sociedad. Impunemente los atormentan, sobajan corretean y humillan, como si el estudiante fuera el delincuente y el delincuente una persona decente. ¡Que sociedad al revés!

Nuestros estudiantes están expuestos a la inseguridad y a la delincuencia. Causa indignación para no ser grosero ver como tienen que correr, esconderse, paralizarse, llenarse de conmoción y extremo terror, cuando los delincuentes armados los apuntan y amenazan con armas de fuego o con armas blancas, de manera que teman por sus vidas y por su integridad física, teniendo que ceder a las pretensiones de estas escorias sociales.
Unos andan a pie, delincuentes aislados con su propia pandilla a cuestas y otros andan incluso en autos lujosos, se camuflan como gente decente y se infiltran entre los estudiantes, analizan sus rutinas y les tienden emboscadas, disparan intimidando para que a nadie se le ocurra subir la mirada y reconocerles los rostros.

Grande consternación explota en los recintos académicos cuando esta banda organizada que se custodia desde otros vehículos merodeando a los estudiantes se abalanza sobre ellos impunemente quitándoles bajo violencia y amenaza sus pertenencias. Fácilmente detectan las tecnologías que los jóvenes llevan y los embisten despojándoles de estos recursos que son en esta era las herramientas de estudio. Y lo más lamentable es que la vida de la gente que quiere servir, está expuesta a seres que están dispuestos a todo; incluso drogados, sin temor a nada y sin tener nada que perder abofetean la dignidad de ser estudiante. Y andan dispuestos a asesinar. Porque una gente que porta armas de fuego y que se abalanza sobre los hijos buenos y obedientes de la patria, que se han dedicado a estudiar, para robarles y matarles si no acceden a sus pretensiones; esas son gente que tiene el alma entregada al demonio para quitarle la vida a quienes sí quieren ser útiles a la sociedad.

El estudiante se ha convertido para los delincuentes en la presa fácil para obtener rápida e impunemente todo lo que no pueden conseguir honestamente ante la mirada complaciente de muchos. Estudiar bajo estas circunstancias es un acto heroico que al parecer tiene muchos mártires y pocos dolientes.

Exasperación y dolor experimento cuando mis alumnos me dicen que han sido amenazados de muerte, para quitarles sus pertenencias. Rabia e impotencia, un disgusto en grado sumo, al presencial el llanto de una joven que narra como la abordaron en las inmediaciones de la universidad y la manosearon y la humillaron y amenazando con quitarle la vida solo le quedó paralizarse como quien solo espera la presencia de Dios en ese instante para salvarle.

Los actos que se cometen en contra de los estudiantes y todo el personal que labora en las universidades "son delitos calificados y agravados". ¿Quiénes entonces nos protegerán?