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Unidad para cambiar
El único responsable de esta grave situación es el Gobierno nacional.
Luis Longart Guerra | longartguerra51@gmail.com

25 Nov, 2014 | En todos los sectores existe un deseo irrefrenable de cambio. La situación va de mal en peor. La escasez y el desabastecimiento de artículos tan elementales como leche, harina de maíz, café, margarina, detergentes para lavar, pañales, papel sanitario, jabón, champú y otros es cada día más evidente. De igual manera es un viacrucis conseguir cemento, baterías y cauchos para vehículos y las fallas en medicamentos y reactivos para laboratorios también es palpable. Las enormes colas frente a supermercados, abastos y negocios del ramo corroboran esta afirmación. Una verdadera vergüenza a lo que hemos llegado.

El único responsable de esta grave situación es el Gobierno nacional. Su reiterada y contumaz política de controles, restricciones, expropiaciones, sanciones y descalificaciones contra los sectores productivos ha creado esta monstruosa coyuntura que asfixia a los venezolanos. Los únicos que no sienten nada de lo que ocurre son los "enchufados" que permanecen inmutables ante la crisis. Para ellos, los responsables son "la guerra económica" y los "tentáculos del imperio". Utilizan permanentemente la mentira y el engaño repetidos hasta el cansancio. Ya no encuentran qué triquiñuelas y artimañas inventar para tratar de engatusar a los sectores menos favorecidos tratando de crear ilusiones y esperanzas que jamás tendrán resultado alguno.

No obstante, hay que elogiar el espíritu de nuestra gente que ha venido soportando con estoicismo esta desastrosa situación y resistido con valentía y entereza esta infeliz agresión a su derecho a una vida mejor. Un pueblo sabio y noble que sabe esperar su oportunidad para salir airoso de la crisis y pasar su factura con intereses. Un pueblo deseoso de superar el caos y dejar atrás estos años que han representado tan malos y tristes episodios para la vida republicana.

El Gobierno sabe que su destino es la derrota. Todos los caminos conducen a una victoria de los factores del cambio político. Pero, tal presunción no es un decreto. Ese triunfo hay que labrarlo, organizarlo y conquistarlo. No vendrá por arte de magia ni caído del cielo.

El signo de la derrota dibujado en la frente del Gobierno necesita de nuestra eficaz contribución en la lucha social y política. Cada uno tiene su misión en esta victoria popular.

El próximo año serán las elecciones de la Asamblea Nacional. No es necesario argumentar sobre la importancia de estos comicios para el futuro democrático del país. El planteamiento válido es la Unidad. Eso sí, unidad como resultado de primarias. Nada de imposición de acuerdos de cogollos. La unidad del pueblo frente a los enchufados, ese grupúsculo de prepotentes y soberbios que ha traicionado las esperanzas de los venezolanos.

El cambio es visible y posible. Ese cambio necesita de la madurez, sensatez, prudencia y humildad de los dirigentes democráticos para que haya una victoria por avalancha de votos, que no haya duda, ni incertidumbre sobre los resultados.

La Unidad es la única vía para lograr la recuperación democrática, la reconciliación nacional y un país mejor. Quien tenga oídos que oiga. Solo unidos venceremos. Que así sea.




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