22 Nov, 2014 | Este cronista pudo, al fin, y sin proponérselo, realizar una entrevista, corta pero sustanciosa, a uno de los reyes de la economía informal en la Venezuela de hoy. Capitán General, o Comandante Supremo, o el "Mero Pran", como mis hermanitos lectores sabatinos lo prefieran, de un aguerrido, muy disciplinado y fervoroso ejército de bachacos, nuestro entrevistado no tuvo empacho alguno en reconocer el todopoder que asume, la dignidad ostensible que exhibe, la obediencia ciega con que le siguen sus decenas de bachacos, y el respeto, no exento de buena dosis de envidia, con el cual le envuelve y mira la colectividad.

Incluso no un número pequeño o despreciable de algunos "colectivos" le presta, dado el caso, o como según se presenten las circunstancias, sus muy persuasivos, por armados, largos y fornidos brazos. Al inquirirle, de bote pronto y de una buena vez sobre la naturaleza de su, llamémosle "modus operandi", he aquí que nos dijo, mientras impartía rápidas órdenes a un regimiento de bachacos: "Amigo cronista, en esto del 'bachaqueo', todo se basa en el puro saber. Hay que conocer, con mucha, muchísima anticipación, dónde están todas las vainas. Y cuando le digo todas quiero decir todo lo que las pobres gentes necesitan, la papa pa' llená el estómago, jabones pa'la piel, jabón de lavá los corotos y la ropa, los materiales pa'l techo de la casita, pa'la curda. Todas las vainas. Uno tiene que tener la información".

"Anjá –le digo-, ¿Y cómo se las agencia para obtener esa información, digamos privilegiada, amigo jefe de los bachacos?".

Pues bien, yo divido a mi gente. La agrupo en diferentes brigadas que actúan en varias zonas de las islas, porque le digo que operamos también en la hermana isla de Coche. Así por ejemplo, unos de mis batallones de bachaquitos están desde temprano, a oscuras, cuando el sol ni siquiera ha salido, en las colas de los ferrys, hasta en las puertas de los depósitos de alimentos y bebidas, allí mismo nos pasan rápidamente la información y entonces conocemos puntualmente cuánta harina pan salió y para cuál supermercado, cuánto paper tualé, cuánto jabón, cuanto aceite, cuánta cerveza… Además ya tengo con mi equipo dispuesto un seguimiento de toda la mercancía, cómo se va moviendo para evitar que haya un tumbe en el camino.

– Siendo así, entonces cuénteme ahora algo sobre las colas, no deberían formarse, ¿no es verdad?

– No, hermanito, está equivocado, las colas son mis soldados-bachacos, a ellos se les paga por eso. Las colas son parte de su trabajo. Allí echan cuentos, juegan dominó, se curdean, incluso algunos hay que hasta sexean.

– ¿Y qué con respecto a la remuneración o el pago de los mismos?

– Bueno, una parte se les cancela con sueldo básico y bonos por puntualidad, disciplina, claro cestatickets no les sale, porque se les da una parte de la operación en productos.

– ¿Y las autoridades no intervienen, no llegan a trancarles el juego?

– No, para nada, ellos colaboran mucho con nosotros y nosotros colaboramos también mucho con ellos.

Al despedirnos y agradecer la entrevista, nos obsequió el Pran de los Bachacos con un kilo de harina de trigo para hacernos una pasta a la mano, un par de jabones, un paquete de harina pan y media docena de cervezas, lástima que calientes, pero tampoco podíamos exigir mucho, ¿no?