Porlamar
24 de abril de 2024





EL TIEMPO EN MARGARITA 28°C






La cola de cada día
Las colas siguen, los productos desaparecen para luego aparecer.
Pedro Salima / psalima36@gmail.com

24 Oct, 2014 | Antes de sentarme a escribir esta nota hice mi cola para comprar una batería. Camino a mi cola me tropecé con una cola de decenas de personas para comprar cemento. Uno de mis hijos me llama y me dice que está en la cola para adquirir perrarina. En cada una de ellas sobran las mentadas de madre contra el camarada Maduro. No se puede negar que las colas para comprar productos de primera necesidad molestan y pueden verse como un terreno abonado para soliviantar los ánimos de la población a fin de colocar al gobierno contra la pared. Aunque la realidad es que las guarimbas que se armaron a principios de año no fueron organizadas ni llevadas a cabo por las personas que están en las colas. De allí que las mismas terminaron diluyéndose, pese a todo el apoyo mediático y a una buena cantidad de periodistas que lloriqueaban ante los micrófonos porque "se atropellaba" a inocentes estudiantes. Por cierto, los muy inocentes decapitaron a otros venezolanos guiados sólo por su antichavismo.

Las colas siguen, los productos desaparecen para luego aparecer. Y la gente sigue sin reventar, pese a los intentos de la derecha por lograr despertar las protestas. El sábado pasado la marcha escuálida fue escuálida demás. El chavismo despertó mucho más entusiasmo en su marcha de jóvenes. Las molestias, la rabia, expresadas en las colas no fue a ninguna de las marchas. Se quedó en casa o siguió en la cola o se hizo grito de apoyo al gobierno, dejando la molestia de lado.

Cerca de una de las colas, una señora vende arepas "raspás". Ella comenta que decidió comprarle a un señor la masa lista. Este señor tiene tres molinos. Compra el maíz y hace la masa. Esta pequeña cadena de tres eslabones se repite mucho en el país. La señora, mientras prepara una arepa, nos resume la decisión: "A mí la Polar no me va a seguir jodiendo. Hago mis arepas y que Mendoza se coma su harina". Alguien agrega: "La Polar nos convenció de comprar esa porquería y nos quitó la arepa de maíz". Otro de la cola, bastante mayor, se suma: "La Polar compró hace muchos años todos los molinos para que la gente dejara de hacer su arepa y comprara su harina".

Me pareció una excelente clase de economía política en una cola. Recordé meses atrás, cuando me tocó hacer la cola por los cauchos. A eso de las seis de la mañana, cuando se alborotaron las voces de protesta contra el camarada Maduro, una señora alzó su voz y dijo: "En esta empresa van a vender seis mil cauchos. Hacemos la cola y en tres días los venden y se llenan los bolsillos, contratan personal a destajo y ganan más, además logran que la gente se arreche con el gobierno. El negocio redondo".

Me ha tocado escuchar reflexiones parecidas en otras colas. Por supuesto, nadie cita a Carlos Marx, pero el barbudo alemán se nos aparece en muchas palabras de gente del pueblo. Por otro lado, en los barrios más olvidados del país, nacen las bases de misiones. Allí, muy cerca, los "seres invisibles", tienen comida a buen precio, servicios de salud, educación y cultura.

Quizás, por eso, las colas ya pasan a ser un incidente. La gente sabe por dónde viene todo. Me robo las palabras de un militante más de las colas: "Chávez nos enseñó a no ser pendejos".




Contenido relacionado












Locales | Sucesos | Afición Deportiva | Nacionales | Internacionales | Vida de Hoy | Gente Feliz | 50° Aniversario | Opinión


Nosotros | HISTORIA | MISIÓN, VISIÓN Y VALORES