30 Sep, 2014 | El pasado domingo 21 de septiembre, el recién nombrado ministro de Cultura, Reinaldo Iturriza, dijo a Últimas Noticias que le gustaba el reguetón. También expresó que cuando lo nombraron para el cargo lo primero que pensó fue: "Yo no sé nada de cultura, por qué me van a poner ahí".

Bueno pues, tremenda información, dos noticiones de un solo tanganazo: Un titular de Cultura ignorante de la camisa en que se ha metido, y por el otro lado, amante del ordinario ritmo del reguetón.

De la inicial declaración no nos queda sino añadir que Iturriza es otro de los osados que pululan en el chavomadurismo, dispuestos a meterse a brujos sin conocer la hierba, solo por figurar y cobrar.

Y de lo segundo, que ahora resulta que en vez de joropo, bambuco, gaita o galerón, la música imperante en los actos culturales oficiales será el irrespetuoso reguetón, contraviniendo órdenes del propio gobierno, que ya había desterrado al ritmo de las radioemisoras del país y de las celebraciones escolares.

Por supuesto que Iturriza es libre de declarar lo que quiera y de gustarle el género que le plazca, pero que como ministro de Cultura manifieste ser un advenedizo y para colmo se decante por el reguetón como música, es muestra de la poca estima que al sector le tiene Maduro, al poner al frente a alguien ajeno al mundo cultural, quien para más señas viene del ministerio de las Comunas, muy alejado en conceptos de la papa caliente que ahora tiene entre manos.

¿Será que en el madurismo, PSUV y aliados no hay nadie calificado para dirigir la política cultural? ¿Ni siquiera entre los reciclados de costumbre?

Si esto es así, si la falta de figuras destacadas se hace crónica en el oficialismo, seguramente seguirán apareciendo personajes como Iturriza, al estilo de los autollamados "echaos pa' lante", que nada saben de nada, pero que le echan pichón a lo que salga, con resultados siempre más negativos que los buenos esperados.