23 Sep, 2014 | Thomas Hobbes decía que el hombre es malo por naturaleza y dispuesto a cualquier vileza por sus fines. Sevicia fue la que aplicaron españoles a Atahualpa, prometiéndole libertad, luego de pagar un rescate de dos habitaciones llenas de plata y una de oro, para después darle inmisericorde garrote vil.

Sevicia fue la saña inglesa contra el héroe escocés William Wallace, eviscerado vivo y pausadamente para causarle el mayor sufrimiento. En la novela "Falke", Federico Vegas cuenta que un militar gomecista captura al general rebelde Horacio Ducharne, a quien aunque amarrado, le rompe una pierna para que no escape, y luego de interrogarlo, manda a tirotear de muerte.

Ahora bien, ¿qué es la sevicia?, el DRAE la define como "crueldad excesiva". Es de esas palabras desgraciadas y malsonantes, sin embargo, no deja de estar vigente en regímenes dictatoriales y totalitarios, donde se emplea activamente contra opositores políticos o ante cualquier ciudadano por pensar distinto o mostrar desacuerdo con lo oficial.

En Venezuela no se olvida el maltrato a Franklin Brito, dejado morir por el gobierno en vez de devolverle sus tierras. Y caso emblemático el de Iván Simonovis, quien volvió a su hogar luego de casi una década de prisión, acusado por los hechos de abril de 2002. Sevicia es la que padecen Leopoldo López, los estudiantes y otros encarcelados por las protestas contra Maduro en lo que va de año.

Sevicia es además despojar de la nacionalidad a alguien, desconociendo el derecho personal a la ciudadanía, y en la figura concreta de María Conchita Alonso, solo por exponer abiertamente su oposición al castrochavomadurista. Y sevicia sería también meter presos a los médicos nacionales por denunciar la escasez de medicinas e insumos, y la presencia de enfermedades de difícil o desconocido tratamiento en el país.