21 Sep, 2014 | "Como yo veo a la gente tan desesperada que está dispuesta a agarrarse de un clavo ardiente para ver cómo se salva del desastre, quiero tomarle la palabra al gobierno y reclamarle lo más arrechizado posible, el que no haya cumplido su palabra de instalar de manera inmediata las máquinas captahuellas en los supermercados públicos; de hecho, me llama la atención que unos tipos tan jaquetones como éstos se hayan echado para atrás y dejado a la voluntad de los empresarios el instalar esos coroticos en las cajas de los negocios privados".

Sin dudas, el tío Caballo Rojo tiene la virtud de desconcertarme cada vez que conversamos. Al ver mi cara de pajarito en rama, me asoma que lo que pasa es que como no tiene más que hacer, se dedica a pensar y llegó a la conclusión de que puede que sean demasiado inocentes al creer que con esas maquinitas van a aparecer mágicamente los productos que escasean, pero no tienen guáramo para imponer la medida a todo el mundo.

"También puede ser que se les haya caído, al menos por el momento, el negocito de importación de las bichitas esas, porque hay que ver lo difícil que es sacar de golpes miles de ellas para traerlas a un país, que a pesar del chorro de petróleo, está cada día más limpio que talón de lavandera; aunque no creo que eso sea, porque si algo tienen los líderes del proceso es olfato para los centavos". Es entonces cuando suelta su teoría. "Esta gente ha aprendido mucho desde que están en el Poder, sobre todo aprendieron a conocer a los jefes de la oposición. Es que son tan predecibles que se sabe de antemano cómo reaccionarán ante alguna medida que tomó el gobierno. El heredero sabía que apenas anunciara las captahuellas para los mercados, ellos le iban a caer encima, como en efecto así fue. Entonces vino el recule y dijo que la medida era obligatoria para los abastos públicos. De esta manera ya tiene a quién echarle la culpa si eso no funciona, como parece que así será". Piensa Caballo que a estas alturas, todo el mundo debería reclamar la puesta en funcionamiento de las captahuellas, nada más para ver cómo reacciona el gobierno. "Aquí yo me la juego, sobrino. Si esas bichas hacen aparecer la comida y los demás productos, yo me meto a chavista".