3 Sep, 2014 | El país entero espera resultados positivos de la renovación del gobierno y sus métodos. Está en juego la continuidad de la revolución bolivariana. Nada más ni nada menos. La evaluación de las medidas debió ser rigurosa. En todos los terrenos. Políticos, económicos, sociales, judiciales, hasta emocionales. Un fuerte sacudón que nos despierte de esta pesadilla provocada por la oposición. Especialmente combatir con mayor fuerza la guerra económica, cuyo único fin ha sido acabar con la paciencia del pueblo, para tumbar al gobierno. Por esa vía, está claro que no van a poder. Pero han hecho mucho daño. Y ya hablan de ganar las elecciones de la Asamblea Nacional para dar un golpe institucional. No se cansan. Corresponde a las autoridades, con el apoyo de todos, tomar las medidas y sobre todo, que se cumplan. No sólo cambio de ministros, sino de actitudes. Debe hacerse una reestructuración profunda de la administración pública. Sin contemplaciones, contra la burocracia, la ineficiencia, la corrupción, la indolencia, la especulación. La falta de respuestas a todos los niveles. Vamos al combate junto con el presidente Maduro. Sin olvidar que la lucha no es sólo contra esta oposición apátrida, sino también contra fuerzas internacionales de derecha, a quienes no les conviene el triunfo de la revolución bolivariana. Eso lo sabemos muy bien. Como si fuera poco, les interesa pegar la mano a las reservas de petróleo más grandes del mundo. Necesitamos con urgencia, el funcionamiento cabal de todas las instituciones y de las empresas en manos del Estado. Limpiarlas de saboteadores infiltrados. Aumentar la gasolina progresivamente, es impostergable, digan lo que digan. Acabar con las colas en los supermercados, para lo cual debe implementarse el sistema biométrico o captahuellas. Minimizar el contrabando interno y externo, proceso ya adelantado. Sin desmayar. Los ministros escogidos están obligados a responder a las expectativas de cambio. Corrupción y burocratismo deben ser derrotados. Vamos juntos a fortalecer el legado de Chávez.