29 Ago, 2014 | A lo mejor Cipriano Marcano, albañil de oficio, con su Ángel de nombre bautismal, no pensó que le tocaría navegar en los vericuetos de la historia de un barrio adonde llegó para hacer parte de su vida, y que el resultado de esa intrepitura la metería en las páginas de un libro. Quizás tampoco pasó semejante acción por la cabeza de Luz Rodríguez ni por la sesera de su compañera de entrevistas Francisca Barreto. Lo más probable es que María Pacheco, Raquel Cortesía y Elena Cardozo pensaran que tantas historias y vivencias en Campomar se quedarían sólo para el relato en las calzadas de las casas del barrio. Tal como pudiese estar convencido Alexander Rojas de que sus cuentos de espantos y aparecidos serían para sazonar una conversa nocturna.

Mientras que la buena prosa de María Martínez, orgullosa egresada en Comunicación Social de la Universidad Bolivariana de Venezuela, pudiese tener un destino distinto a un libro sobre Campomar. Por su parte Daisy Palma y Deisy Bermúdez, consecuentes en los talleres, no se vieron en sus pensamientos como preguntadoras improvisadas en este escudriñamiento histórico-literario en el barrio nacido hace 45 años. Pudiese ser que Efrén Jiménez, docente y trabajador social, compilador y custodio de documentos, notas de prensa, fotografías y otras referencias de Campomar, estuviese más cerca del proyecto de dejar la historia del barrio en algún lugar seguro.

Pues, todas ellas y ellos, más los que arrimaron alguna información importante, como es el caso de las personas entrevistadas, hicieron posible un pequeño, pero gran libro, "Campomar, la dignidad de un pueblo", editado por el Sistema Nacional de Imprentas, con portada de Rafael Ramos Monagas, trabajada en la imprenta de la gobernación. Autoras y autores, sin pretender serlo, se juntaron durante casi tres meses en un taller patrocinado por el Sistema Nacional de las Culturas Populares, y el resultado fue presentado en público el pasado sábado 23 de agosto, luego que Franklin Cisneros, en discurso de orden, nos paseara por la historia de luchas, represiones y destierros de este barrio, cuyos habitantes unidos derrotaron al poder político y económico que imperó en Nueva Esparta durante la democracia representativa.

Fue un sencillo acto, luego de la parafernalia del tipo que ocupa la Alcaldía del Municipio, quien en un detestable acto de oportunismo, tras el contundente discurso de Franklin, se encargó de hacer lo que sólo los rufianes hacen: jugar con el sentimiento de gente humilde para burlarse de ellos y engañarles. Algo sí nos aclaró con esta acción: los dineros del municipio están en malas manos.

Pero si "Campomar, la dignidad de un pueblo" es un libro de la memoria y para el futuro, dejado como huella imborrable, la noche del viernes 22 estuvimos en El Poblado, en la Casa de la Comunidad Indígena "Francisco Fajardo", en la presentación del libro "Los Guaiquerí del Caserío Fajardo", también resultado de un trabajo colectivo que se dio en esta comunidad en seis jornadas de intercambio de saberes, experiencias e investigaciones, bajo la conducción de Cecilia Ayala Lafée-Wilbert, Werner Wilbert y Pedro Rivas.

Descendientes de guaiqueríes de La Cruz Grande, El Poblado, Palguarime, Los Conejeros, Bella Vista, Genovés, Antolín del Campo, La Chacalera, La Guardia y Boca de Pozo dieron sus aportes para darle vida a este libro.

Se trata, pues, de seguir escribiendo historias en colectivo.