29 Ago, 2014 | Ella afirma que en la ONU será la voz de los que no tienen voz. ¿La que perdieron gritando se le respeten y garanticen sus derechos humanos, que aquí, en su país, son violados a cada rato? ¿Acaso la de los que fueron acallados en las protestas contra la creciente inseguridad?

Ella dice que será en la ONU la voz ¿de los que claman por agua, luz, transporte, medicinas y alimentos? ¿Será la voz de los que la perdieron de tanto reclamarle al gobierno cumpla al pie de la letra la Constitución y demás leyes de la República? ¿La de quienes, exigiendo respeto, libertad y democracia, a punta de patadas, golpes y bombas lacrimógenas, fueron muertos, torturados, humillados y presos? ¿Se referirá a los impedidos por los que hoy están en el poder de poder gritarle al mundo lo que el mundo tiene que escuchar sobre lo que en Venezuela ocurre?

Ella, porque según el gobierno que en la ONU representará, en Venezuela todo marcha a la perfección, ¿elevará su voz a favor de los chinos, que nunca protestan porque el comunismo desde hace años los dejó sin voz? ¿O la alzará por los cubanos que, desde hace más de medio siglo, no han tenido voz porque igualmente el comunismo los mantiene callados, en medio de su hambre de toda clase de libertades?

Ella, que apenas escribió en 140 caracteres lo que se propone hacer como embajadora ante el gran foro, ¿lo habrá expuesto de manera amplia y razonada ante la Comisión de Política Exterior de la AN, que por ley examina a quienes Miraflores quiere designar como embajadores, tal como en democracia antes se hacía? Salvo que haya sido eximida. Si no fue así, ¿su nombramiento será del todo formal?

Este, entonces, es un asunto que corresponde aclararlo a la escuálida representación opositora allí representada, para saberse si cohonestó o no esa designación. Y a los diputados oficialistas también. Para que los venezolanos no piensen que huele a impunidad otorgada por si le advienen temporales. Ya que los malos aires están azotando algunos arrozales.