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19 de abril de 2024





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Entreguismo a China
Al día de hoy son casi 600 mil barriles de crudo lo que exportamos a China en el marco de dichos acuerdos, con el compromiso a crecer a mediano plazo hasta a un millón.
Luis Eduardo Rodríguez

28 Ago, 2014 | Mucho se ha especulado sobre la cada día más estrecha relación entre Venezuela y China. En este sentido han sido múltiples los análisis críticos sobre el desmesurado y desproporcionado maridaje entre ambas naciones y que se extiende de manera viral a todas y cada una de las áreas de la economía del país. Una conexión que más bien tiene más visos de entrega y sumisión que de relación justa y equitativa para ambos. En otras palabras, China gana –y mucho- y Venezuela pierde. Al fin de cuentas se obliga al país con petróleo a cambio de préstamos onerosos y baratijas de quincalla de toda índole en un intercambio totalmente desigual.

Hasta donde sepamos, porque todos los convenios han sido tratados con una opacidad sospechosa, sin claridad en los alcances ni mucho menos en las condiciones, son al menos entre 15 y 22 áreas estratégicas –sí, estratégicas- en las cuales el nuevo imperio capitalista está involucrado.

Al día de hoy son casi 600 mil barriles de crudo lo que exportamos a China en el marco de dichos acuerdos, con el compromiso a crecer a mediano plazo hasta a un millón. Hay que aclarar que por eso no recibimos ni un dólar pues ya los chinos nos lo dieron adelantado. Es lo que llaman venta a futuro, pero que en realidad no pasa de ser una vulgar y silvestre hipoteca.

En la reciente visita de Xi Jinping, presidente del país asiático y nuevo paradigma del imperialismo mundial, se suscribieren 38 "acuerdos" en áreas estratégicas: energía, recursos naturales, incluyendo petróleo y electricidad, área financiera, minería, infraestructura, agricultura, tecnología y hasta cultura (?), todo por un monto de USD 18 mil millones. Hay quienes afirman que incluso la Siderúrgica del Orinoco y la Torre de David les ofrecieron. En fin, todo el país completo. Mientras, Nicolás, en el paroxismo de la cursilería entreguista, afirmo que "China era el hermano mayor de la revolución del siglo XXI" y, peor aún, "que el financiamiento chino no le pone al país una deuda pesada". Una manipuladora y necia manera de esconder la terrible carga que esto supone para las nuevas generaciones por venir.

Lo que el régimen no dice es que para aprobar los préstamos también nos exigen adquirir productos de dudosa calidad como 1.500 autobuses Yutong y 10.000 copias malas de carros, de tecnología atrasada y con carrocería de hojalata marca Chery. También, cuando de viviendas e infraestructura se trata, envían –obligado- mano de obra china en desmedro de los obreros venezolanos. En definitiva, un país entregado a una potencia expansionista e imperialista de nuevo cuño.

Lo paradójico del caso es que la calificadora de riesgo Dagong Global Credit, de alta confianza del gobierno asiático, rebajó la calificación de Venezuela de BB+ a BB-, augurando una recesión aún más pronunciada y de seguir por el camino equivocado que lleva el régimen, hasta un riesgo cierto de cesación de pagos (default). Mientras el imperialismo chino se adueña del país, los rojos siguen vociferando histéricamente contra el imperialismo americano. ¿Quién los entiende?




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