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Otra vez la muerte
En el caso actual se trata de criminales que forman parte de un grupo terrorista organizado a raíz de la invasión de un país todopoderoso a un país de fuerza militar y económica inferior.
Pedro Salima psalima36@gmail.com

22 Ago, 2014 | Otra muerte innecesaria, cruel, con el agregado de la morbosidad del espectáculo. Además, usada para sembrar terror desde el poder mediático. Ese mismo poder ha acentuado, no sin razón, la crueldad del acto, colocando a los autores del horrendo crimen a nivel de bestias. Repito, no sin razón. Pero, vaya que vale apelar al pero, no se hace el mismo énfasis cuando miembros del ejército israelí asesinan con igual crueldad a los niños de Gaza.

En el caso actual se trata de criminales que forman parte de un grupo terrorista organizado a raíz de la invasión de un país todopoderoso a un país de fuerza militar y económica inferior; en el tema de los niños de Gaza se trata de asesinos formados y enviados por el ejército de un Estado que ocupa un territorio de otro Estado, al cual desconoce a pesar del ordenamiento jurídico internacional. En resumidas cuentas, se trata de un Estado terrorista. Los grandes medios, en el segundo de los casos, no tratan de bestias a los criminales.

Para el poder mediático la vida del periodista norteamericano vale más que la de cientos de niños de Gaza. Repito, condenamos la muerte de este periodista, pero si bien sus asesinos directos forman parte de un grupo extremista, consideramos pertinente referirnos a ciertas razones para la existencia de este grupo, que son motivos similares para que el odio que se ha incubado en ellos los lleve a perder el más mínimo respeto por la vida humana, aparte de su fundamentalismo religioso (¡Oh, Carlos Marx! "la religión es el opio de los pueblos"). Partamos un poco de las adoloridas y pertinentes expresiones de sus familiares y allegados.

Han calificado al periodista de héroe, mártir, defensor de la democracia. Llevaba al mundo las noticias de la invasión de un país a otro, y lo hacía desde la visión y los intereses del país invasor. Por supuesto, él estaba allí enviado por un medio de comunicación, cuyo dueño defiende o representa los intereses de un sector de la política y la economía que ordenó, organizó y ejecutó la invasión con el armamento que estos mismos señores le venden al ejército invasor; señores que por lo general tienen sus negocios con los dueños de los medios de comunicación que envían a los periodistas a cubrir la noticia de la invasión, presentándola como una acción de libertad.

Razones tenía el periodista de sentirse orgulloso por su labor y orgullosos deben sentirse sus familiares; puesto que los dueños de la política, de las guerras, de las armas y de los medios idearon un sistema educativo que desde pequeño le inculcó al asesinado periodista que los Estados Unidos son los guardianes del mundo, le mostraron la Estatua de la Libertad como única en la tierra y le clavaron en sus seseras que sólo los gringos son buenos.

Y el señor Obama, que es producto de esta educación, se apega a la misma, por eso en lugar de reflexionar, declara que el yihadismo es un cáncer a extirpar. Sólo que los invasores, los creadores de las guerras, los que están detrás de los crímenes de Israel son ellos: los dirigentes del poderoso complejo y militar que gobierna en los Estados Unidos. Otra vez la muerte la causan sus intereses.




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