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28 de marzo de 2024





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Veinte mil millones
La historia es así: un par de militares en retiro, sin ningún tipo de experiencia ni trayectoria en importación, fundan en el 2010 dos empresas (una para traer alimentos y otra fármacos) y en apenas dos años les entregan la bicoca de 24 millones de dólares.
Luis Eduardo Rodríguez

21 Ago, 2014 | Hace algunos días atrás la fiscal general dio a conocer, entre bombos y platillos, una lista de algunas pocas –poquísimas- empresas supuestamente involucradas en estafar a Cadivi en el irresponsable saqueo de divisas que durante 13 años implementó ese organismo. La rimbombante declaración y la supuesta investigación será, como en casos anteriores, vacía y efímera como una burbuja de jabón. El monto, apenas ínfimo, dista mucho de la milmillonaria cifra que acusaron Giordani –hombre de la más absoluta confianza del "eterno"- y Edmée Betancourt, presidenta del Banco Central, que habían sido birlados a la nación por los oscuros caminos de la putrefacción roja y es, sin duda, una burla más del Ministerio Público que atenta contra la capacidad pensante del venezolano.

Según los denunciantes, veinte mil millones de dólares –hay quienes afirman que son treinta mil o más- han sido robados a través de empresas fantasmas, comisiones multimillonarias, sobreprecios descarados y en algunos casos por ni siquiera haber traído la mercancía. Lo peor y más condenable es que esto no es nuevo y el régimen no ha querido abrir una investigación seria y responsable, quizás por no desenmascarar a algunos de sus más connotados dirigentes.

No esperamos nada del anuncio de la Fiscalía por cuanto es harto conocido que no goza de la independencia ni la autonomía que se requiere para llegar hasta el fondo del asunto y tampoco con el valor para enfrentar al régimen felón, y seguramente no pasará de uno que otro "chinito de Recadi" detenido por muy poco tiempo. Verán lo que quieran ver, cerrando los ojos ante la verdad incomoda e implacable.

A título de ejemplo nos referiremos al excelente trabajo de investigación adelantado por el diario El Nacional. La historia es así: un par de militares en retiro, sin ningún tipo de experiencia ni trayectoria en importación, fundan en el 2010 dos empresas (una para traer alimentos, y otra fármacos) y en apenas dos años les entregan la bicoca de 24 millones de dólares.

Sin embargo, la feliz coincidencia es que estos personajes –¿casualidad?- son compañeros de promoción de los anteriores presidentes de Cadivi. Otro: a seis empresas en Lara, con un promedio de apenas 15 meses de fundadas, les asignaron 62 millones de dólares, sus dueños eran familia y tenían entre 20 y 33 años de edad. Tampoco se señala en la "investigación" –¿omisión o complicidad?- a los responsables de Cadivi y nos preguntamos si no es tan culpable quien paga por pecar como quien peca por pagar. Ante estas rarezas la Fiscalía se muestra ciega y muda como ya es costumbre. Nos preguntamos qué pasaría si se investigara de manera seria algunas empresas en Margarita.

Seguramente pasará lo mismo que con la tan prometida y jamás entregada lista de Mata Figueroa que, por cierto, nunca hizo falta, pues –como el espía Salazar- aquí todos los conocen con nombre y apellido.




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