Playas de Margarita son ideales para practicar deportes acuáticos. / Foto: ARCHIVO

22 Ago, 2014 | La conexión terrestre Manaos-Margarita, una de las rutas promovidas por el Estado para el impulso del turismo, representa la conexión de impresionantes atractivos naturales de Venezuela y Brasil en un solo viaje.

En diciembre pasado, el ministro para el Turismo, Andrés Izarra, anunció el fortalecimiento de esta ruta turística, con la intención de captar visitantes del Norte de Brasil, zona donde habitan 80 millones de personas, y acrecentar el flujo turístico desde una región cuyas playas más cercanas están justamente en Venezuela.

El año pasado, esta ruta generó alrededor de 229 millones de dólares de ingresos al país, de acuerdo con Izarra, quien indicó en junio pasado que esperan que este trayecto abarque 10% del turismo receptivo de Venezuela este año.

El recorrido está estructurado en cinco tramos, para enlazar las ciudades de Manaos, Boa Vista, Santa Elena de Uairén, Ciudad Bolívar, Puerto la Cruz y Porlamar, y existe también una variante que incluye a Ciudad Guayana, Maturín y Cumaná, refiere una nota del Ministerio para el Turismo.

Entre las localidades brasileñas de Manaos y Boa Vista hay 786 kilómetros, donde el mayor atractivo es la selva amazónica. Allí habitan 4.000 tipos de mariposas, más de 2.000 clases de peces, 1.700 especies de aves y 20% de los tipos de primates de todo el planeta.

Apreciar el río Negro y su encuentro con el río Amazonas, la playa de Punta Negra; el Parque Ecológico de January, de 9.000 hectáreas; el lago de las Victoria regia, que son unas plantas gigantes que se extienden sobre el agua; las cascadas de Iracema, Araras y Suframa; el salto La Orquídea y la represa de Balbina son algunas de las bellezas ineludibles en este tramo.

El siguiente punto, tras 226 kilómetros, es la población venezolana de Santa Elena de Uairén, en el estado Bolívar. En el recorrido se aprecia un paisaje único: las sierras tepuyanas, y se recomienda navegar por el río Branco y conocer sus parques acuáticos y balnearios.

El Parque Nacional Canaima, Patrimonio Natural de la Humanidad, es uno de los espacios más importantes del recorrido, con sus tepuyes y su conexión con una naturaleza sin igual.

Ciudad Bolívar, la capital del estado, se ubica a 812 kilómetros. Es preciso hacer parada para disfrutar de los saltos de agua en la Gran Sabana, como el Kerepacupai Vená o Salto Ángel: la caída de agua más alta del mundo, de 1.002 metros, y acercarse a la comunidad indígena pemón, que se caracteriza por su artesanía y gastronomía.

Los tepuyes Roraima y Kukenán, los saltos Aponwao, Kamá, Torón, El Sapo y El Danto, los ríos Carrao y Kukenán, la laguna de Canaima, el Cañón de Kavak, las quebradas Jaspe (Kako-parú) y Pacheco (Arapan-merú), el balneario Soroapé, el mirador El Oso y los rápidos de Kamoirán son parte del patrimonio natural venezolano.

Navegar por el río Orinoco y conocer el Caroní y sus playas, la laguna El Porvenir, el lago de Guri y el río Caura, en Bolívar, el Parque Urbano Caroní, que abarca más de 470 hectáreas y, a su vez, incluye los parques La Llovizna, Cachamay y Loefling, la represa Macagua, donde se puede nadar, esquiar o pasear en lancha, son algunas de las opciones.

Ahora, el turista deja atrás la selva y el sur del territorio para enfilarse al oriente del país, caracterizado por sus apetecidas playas.

En este punto se puede o bien seguir a la isla de Margarita u optar por una variante que empieza en Ciudad Guayana y sigue por Monagas, donde está el Parque Nacional El Guácharo, con la cumbre de Cerro Negro y el monumento natural Alejandro de Humboldt, y el río Morichal Largo; seguir al estado Sucre y su histórica ciudad Cumaná y de allí empalmar con Puerto la Cruz, en Anzoátegui, para finalmente embarcarse a la isla de Margarita. Son 451 kilómetros.

En Sucre, un sitio ideal es la península de Paria, con la boscosa montaña de la Cordillera de la Costa y las azuladas playas Medina, de Uva y Pui-puy, además de fuentes de aguas termales como las de El Pilar. En éstas, el agua hirviendo corre por el curso natural del río y el vapor de agua surge entre las rocas. Al otro extremo está la península de Araya, región árida caracterizada por sus salinas.

En el camino, vale la pena conocer que Anzoátegui cuenta con lugares interesantes como los Farallones de Chimire, un paisaje repleto de erosión geológica, y el Parque Nacional Mochima, que comparte con Sucre, con playas ideales para la práctica de snorkeling, kayaking, velerismo y buceo.

Margarita: La perla

Si de playas se trata, el turista encontrará una gama de opciones en Margarita: Bella Vista, La Caracola, Valdés, El Ángel, Moreno, Guacuco, El Cardón, El Tirano, Parguito, El Agua, Manzanillo, Puerto Viejo, Puerto Cruz, Caribe, La Galera, La Guardia, La Restinga, El Yaque, Morro Blanco, Punta Arenas, La Carmela, La Pared, El Tunal y La Auyama, entre otras.

Muchas de ellas son ideales para la práctica de deportes acuáticos, como surfing, windsurfing, kitesurfing, snorkeling, vela y esquí. Las hay de agua cálida, tibia o fría; de oleaje fuerte o suave; grandes o pequeñas. Para todos los gustos.

Otros atractivos turísticos son el Monumento Natural Las Tetas de María Guevara; el Parque Nacional Laguna La Restinga, que, entre pasajes acuáticos y frondosos manglares, abarca 18.862 hectáreas, y el Parque Nacional Cerro El Copey-Jóvito Villalba, que alcanza los 988 metros sobre el nivel del mar y constituye la región montañosa más alta de toda la entidad.

Además, desde Margarita se pueden conocer las otras dos islas que conforman el estado Nueva Esparta: Coche y Cubagua.

En Coche, las playas de arena blanca, sus aguas color turquesa y el constante viento seducen a los practicantes de deportes de vela, mientras que en Cubagua el visitante encontrará -además de hermosas playas- las ruinas de Nueva Cádiz, un tesoro de la arqueología que vale la pena conocer.