1 Ago, 2014 | Hace bastantes años que se decretó la muerte de las utopías. Los medios y los dueños de los reales se han encargado de convencernos que sólo lo pragmático sobrevive en un mundo de competencias. A los utópicos se les tiene como una rareza, tanto que a veces se les trata de trasnochados, cuando no de dogmáticos, ortodoxos o, en términos más elegantes, se les dice románticos o idealistas, cuando ya el asunto de las ideas no entra en la agenda de importancia.

Asumamos, pues, que un buen amigo, creador audiovisual, Aníbal Martínez, es un utópico o iluso o romántico cuando el día de definir el campeonato mundial de fútbol se aposentó frente a la pantalla, no para disfrutar de las patadas de alemanes y argentinos, sino con la ilusión o el sueño de que los 22 jugadores en cancha, al momento del pitazo inicial, no se moviesen de sus sitios y ante los ojos incrédulos de millones de seres humanos dijeran "No jugamos hasta que no paren los bombardeos contra Palestina".

Sí, a lo mejor idealismo, romanticismo o qué sé yo, pero se trata de mantener viva la esperanza en el ser humano, de seguir aferrado a la idea de colocar a la mujer y al hombre por encima del dinero. Vaya, pero mi amigo se llevó un chasco. Lo más probable es que por el pensamiento de aquellos 22 jugadores dispuestos a patear un balón, no pasase Palestina, ni los niños muertos producto del ataque israelí. En todo caso, si alguno de ellos coincidiese en su pensamiento con mi amigo, no iba a dar el primer paso para anunciar "aquí no se juega mientras estén asesinando niños en Palestina", pues sobrevive el pragmatismo que coloca al dinero por encima del ser humano. Así que hubo juego y continuaron los bombardeos, pues los gobernantes de Israel son maestros en eso del pragmatismo. Empezaron a bombardear y asesinar a los palestinos en momentos en que el mundo se distraía con el fútbol. Tanto así que la jefa de Estado de Alemania viajó hasta Brasil para ver este encuentro final, pero no tuvo ningún gesto de solidaridad con el pueblo palestino. A lo mejor no le dedicó ningún segundo en sus pensamientos a la matanza que ocurría en la franja de Gaza.
Lo siento por mi amigo Aníbal, pero es realista reconocer que en ese momento los jerarcas de la ONU, incluyendo a los que integran los departamentos, oficinas o áreas que deben estar pendientes de los derechos humanos, se ocupaban de las patadas en la cancha, y allá los palestinos que sufriesen el bombardeo.

Es triste asumirlo, pero esa es la realidad, tan dura como la nuestra, donde el pragmatismo ha venido tomando cuerpo, y los utópicos o románticos están siendo enviados a las páginas de la historia, recordándoles a pleno pulmón que son unos trasnochados.

Pero todavía queda aliento, algo, diríamos, para abonar un poquito a favor de la paz. Por eso estamos invitando a un cine foro el lunes 4 de agosto, a las 6:30 p.m., en la Sala María Nela Alas, de La Asunción, en los espacios comunitarios Luis Beltrán Prieto Figueroa, avenida 31 de julio, en solidaridad con el pueblo palestino. Esperamos la presencia de la comunidad árabe.