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Hasta las encuestas rojitas La propaganda triunfalista alrededor del congreso del Psuv y de la figura del predecesor, no creo que pueda hacer mucho para compensar el agobio del conjunto de los venezolanos por la escasez. Fernando Luis Egaña / flegana@gmail.com
1 Ago, 2014 | Todas las mediciones de opinión pública que se están publicando, incluyendo las que provienen de encuestadoras “favorables” al oficialismo, coinciden en que el malestar social aumenta y se hace cada vez más intenso. Los números varían pero no el hecho que una mayoría sólida considere que la situación del país es mala y que las perspectivas son igualmente malas o peores. Algunas encuestas sitúan el descontento en 70% e incluso en 80%. Lo que quiere decir que se trata de una percepción “despolarizada”, en el sentido de que es compartida por antagonistas y por una parte sustancial de los partidarios tradicionales del llamado chavismo. La propaganda triunfalista alrededor del congreso del Psuv y de la figura del predecesor, no creo que pueda hacer mucho para compensar el agobio del conjunto de los venezolanos por la escasez, la carestía, la inseguridad, y el desbarajuste general en que se encuentra la vida política, económica y social del país. Y es muy probable que las tendencias adversas al desgobierno de Maduro se refuercen, si se ponen en práctica las medidas de “ajuste económico-social” que exigen los chinos y recomienda el FMI. No hay mucho margen de maniobra para ello, porque las finanzas públicas en divisas están en la lona, incluso con el barril de petróleo en 100 dólares. La premisa fundamental del dilema es que quienes sumieron a Venezuela en la catástrofe no pueden sacarla de allí. Lo que significa que de la mega-crisis sólo se podrá salir en la medida que se supere a la hegemonía despótica y depredadora. Y para ello hace falta mucho esfuerzo, mucha beligerancia, mucha firmeza y mucha perseverancia. Nada de lo cual, por cierto, brilla por su presencia en la actualidad de nuestra oposición democrática, que más bien pareciera estar a la expectativa de eventos futuros. Mientras tanto, ni el publicitado congreso, ni el show del pollo, ni ninguna pirotecnia mediática podrán seguir tapando la profundidad y extensión de un convulso malestar, que hasta las encuestas rojitas no pueden dejar de reconocer.
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