Paneles solares mejoraron calidad de vida de indígenas. / Foto: VANESSA RANGEL

28 Jul, 2014 | La caza, pesca y recolección son formas de vida de los pueblos indígenas que aún habitan en Latinoamérica. Aun cuando no son ajenos a la tecnología y a las grandes ciudades, no pierden su identidad y animan al ciudadano del siglo XXI que evalúe y conozca sobre sus ancestros, y las costumbres que han sido invisibilizadas durante décadas.

Para recordar parte de las tradiciones ancestrales, el chaman Luis Matabanchoy (Sinchi Runa), del pueblo indígena Inga, ubicado en Amazonas, hizo un ritual de bendición el segundo día de la reunión internacional de los movimientos sociales ambientalistas por el Cambio Climático. Esta actividad movió la fibra de los presentes, quienes expusieron en mesas de trabajo, la necesidad de difundir con mayor fuerza la vivencia y convivencia de las comunidades indígenas.

Guerras, contaminación, cambio climático, violencia, son algunos de los factores que preocupan a los nativos latinoamericanos, quienes se unieron en una sola voz, para exigir el cese de la devastación y retomar las raíces que permitan avanzar de forma armónica con la naturaleza, como ellos lo han hecho.

Amado Ramos, representante de los pueblos indígenas Nahuas de El Salvador, apuntó, -durante la reunión internacional preparatoria para la Pre Conferencia de las Partes del Cambio Climático-, que el desarrollo debe ser endógeno, es decir, se deben crear medios propios de producción que permitan garantizar la soberanía alimentaria, tomando en cuenta la perspectiva de la visión ancestral y reforzando el principio de espiritualidad.

-La armonía entre el hombre y lo natural, es posible, y los pocos indígenas que quedaron vivos tras la colonización, lo demostraron, apuntó Ramos

José Arakdou, representante de la etnia indígena Barí, que hace vida en la Sierra de Perijá, estado Zulia, pidió a los habitantes de las grandes ciudades que visiten su comunidad, que se nutran de su forma de vida y aprendan sobre convivencia.

Arakdou bien trajeado de camisa y pantalón para el evento Precop-Social, que se realizó del 15 al 18 de julio en el hotel Venetur, aseguró que en su hábitat natural su única vestimenta es un guayuco y afirmó que en la comunidad se ayudan entre sí y trabajan en equipo en labores de pesca, caza o agricultura. Aun cuando hoy día cuentan con luz y agua, gracias al programa "Sembrando Luz" de Fundaelec, brazo social de Corpoelec, la esencia se mantiene intacta.

“Necesitamos que las misiones gubernamentales lleguen con más frecuencia a nuestro pueblo”, apuntó Arakdou, quien se mantiene firme a la creencia que el hecho de que tengan tecnología, no los exime de continuar con sus costumbres.

Junior Maldonado, representante de Equipo Frontera, que conviven con los Barí y los Wayuú, en la Sierra de Perijá, destacó que conformaron junto con los nativos, consejos comunales y por autogestión lograron la colocación de 272 equipos de energía solar y las mismas comunidades están siendo capacitadas para el mantenimiento de las mismas.

Judith González, representante regional de la Fundación para el Desarrollo del Servicio Eléctrico "Fundaelec", trabajan en las comunidades indígenas, aisladas y fronterizas, donde no hay electricidad y no la tendrá a largo plazo.

En Nueva Esparta han colocado 430 paneles solares de los cuales, distribuidas en los municipios Tubores, Antolín del Campo y Península de Macanao. La mayoría están ubicados en la isla de Cubagua. La idea es mejorar la calidad de vida de sus habitantes, sin que pierdan sus costumbres o tradiciones.

"Hemos instalado tres mil 200 paneles solares en todo el país", apuntó González, quien realiza una labor de "hormiguita", pues además de instalar, es la única que dicta talleres en el Oriente del país, para que las mismas comunidades hagan el mantenimiento.