24 Jul, 2014 | La semana pasada el versátil Dante Rivas, por ahora en el rol de ministro de Comercio, se reunió con el gremio de comerciantes. Dante comenzó su intervención con una frase lapidaria: "lasciate ogni speranza, voi ch’entrate a Cencoex" (abandonen toda esperanza, ustedes que entraron a Cencoex). En la foto que publicó un medio local para ilustrar la reseña del encuentro, aparece el presidente de la Cámara, mi muy querido Teodoro Bellorín, con expresión de triste desencanto. Días después, habiendo encajado el golpe, pero sin abandonar la discreción a la cual le obliga su rol institucional, declararía: "percibimos que no hay suficientes dólares para atender la demanda del Puerto Libre".

En su última columna, un articulista informa que empresarios chinos radicados en Maracay compraron Rattan. Guiado por su agudo doble olfato, el periodístico y el canino Pastor afirma: "Con Johnny Clip se acaba la era del Gran Puerto Libre iniciado como Zona Franca por Caldera y consolidado por CAP (…) el Puerto Libre languidece, el panorama es de desolación, negocios cerrados, desempleo, inseguridad".

Noticias como las que acabamos de destacar son algunos de los muchos signos que confirman que el Puerto Libre atraviesa por un mal momento. Lamentablemente la situación es más grave de lo que muchos imaginan porque no se trata de una caída coyuntural, provocada por una estrechez temporal en la asignación de dólares. Estamos, por el contrario, viviendo la crisis terminal de un modelo de desarrollo agotado e inviable.

El Puerto Libre debe reinventarse. Las premisas que le dieron origen, particularmente el desarrollismo economicista, ya fueron superadas y desechadas. El mundo que hacía la guerra comercial con aranceles proteccionistas, ha dado paso a la OMC y a la política de libre tránsito de mercancías. Todo ha cambiado. Sostenibilidad, innovación social, redes, encadenamientos productivos, es el nuevo lenguaje para el nuevo modelo. No pierdan de vista a Margarita Gastronómica, por ahí es el camino.