Salazar ha ganado tres títulos en los últimos siete años con Cocodrilos. La gerencia sauria lo ha respaldado. / Foto: STEPHANY OLDAN

16 Abr, 2014 | Definitivamente en la Liga Profesional de Baloncesto no hay seriedad. Y créanme porque lo he vivido: es un deporte con fanáticos más apasionados que los del beisbol, aun cuando no sean tantos.

Lo triste es que desde las directivas no hay respeto. En épocas recientes apenas podríamos hablar de seriedad en el manejo de los Cocodrilos de Caracas, quienes más allá de no poder ganar títulos todos los años, le han dado continuidad a Néstor Salazar como entrenador.

El show más reciente –y con la misma tónica de 2013- lo montó Marinos de Anzoátegui. Despidieron al técnico multiganador en Venezuela Julio Toro. Alguien que desconozca el tema podría pensar que fue por los malos resultados, pero el boricua dejó al quinteto en segundo lugar de la tabla de posiciones con marca de 19-9. Pero la verdad esto en los navales no es novedad. La pasada campaña despidieron a Jorge Arrieta con el equipo en primer lugar, con registro de 36-14.

Esta tendencia de un universo caótico que tiende a la autodestrucción es el "circo" de la LPB, repleto de payasos. Botan entrenadores ganen o pierdan, expropian, otros van a tribunales, los compran peloteros y luego se olvidan del equipo, entre otras.

Los casos no son nuevos. Por ejemplo Gaiteros del Zulia acaba de cambiar de manos –aunque las directivas entrante y saliente pertenecen a una misma familia-, en otro show tribunalicio como el que empezó en 2009. En aquella ocasión quedó en el limbo el conjunto con Nelson "Kako" Solórzano como técnico y ahora el salpicado fue Flor Meléndez. Y los furreros andaban muy bien con una nómina mínima este 2014.

Guaiqueríes de Margarita sufrió un proceso de expropiación en 2011 al pertenecer a Conferry. La empresa fue nacionalizada y la tribu sufrió un traspaso que involucró a la política y que para muchos fanáticos significó un trago amargo que aún está siendo digerido para tener de nuevo esa sincronía equipo-público. Además que los resultados tampoco han sido muy favorables.

Panteras de Miranda hizo pensar que con la inversión ejecutada por el grandeliga Bob Abreu como dueño podría resurgir y buscar un título que no ganan desde 1995. Lamentablemente parece que el nuevo intento del "Comedulce" de volver a las Mayores implicó desligarse del conjunto y quienes quedaron a cargo no dieron pie con bola.

Tristemente la LPB se ha convertido en un "circo" donde los payasos no generan risas, por el contrario provocan rabias y odio en la afición que tanto ha sufrido con cada una de sus divisas.