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Del Augusto sentido
Periodista de fuste, humorista, escritor, radiodifusor, orfebre que decantaba la palabra hasta llevarla a la frontera de la poesía, satírico conocedor de nuestra idiosincrasia, político casado con la justicia social...
Ramón Ordaz rordazq@hotmail.com

9 Ene, 2014 | Toda muerte deja un vacío, pero el vacío es mayor si el ser que desaparece no deja huellas en el camino, si tras de sí no hay obra referenciable. La ausencia de Augusto Hernández no es otra que la ausencia de los "Toque de Pimienta", columna periodística que publicaba en el Sol de Margarita y que fue levantando como imperecederos propileos, como menhires que resisten el paso del tiempo.

Releemos algunos de sus "Toque" y nos queda la impresión como si fuera la columna fresca, chispeante de mordacidad, de la semana en curso. Una tarea ingente, urgente, es editar a Augusto para que los lectores de hoy y de mañana vayan al encuentro de una voz ejemplar de la cultura margariteña. Su ejercicio de la crónica periodística tiene momentos estelares, inolvidables. Pertenece su obra de escritor a una generación ilustrada de margariteños que pareciera haber llegado a su ocaso.

La tenacidad, la consecuencia con la pluma, el recio combate con las ideas, no es especie que abunde en días como los nuestros, donde la complacencia, el acomodo, la complicidad y el silencio oportunista parecen ser las mejores preseas de quienes tienen la misión de dar cuenta de lo que acontece en el mundo. La ironía, el sutil humorismo y una prosa certera, medular y cáustica cuando el caso lo ameritaba, le granjearon una indiscutible admiración y aprecio entre sus lectores.

Una vertiente recurrente e interesante en sus escritos es el tema margariteño. Cordial, a veces displicente, elaboró conceptos, juicios, valoraciones, miradas desde la intrahistoria insular que invitan a un estudio más detenido y profundo. Imposible pasar por alto sus perspectivas y agudezas. No gratuitamente sus mejores amigos fueron los poetas; de allí que en sus "Toque de Pimienta" dejara correr también su vena lírica.

Enterado de su fallecimiento, escribí algunas notas que reproduzco parcialmente: Biografiar a Augusto no es tarea fácil, menos para encerrarlo en una cuartilla. Periodista de fuste, humorista, escritor, radiodifusor, orfebre que decantaba la palabra hasta llevarla a la frontera de la poesía, satírico conocedor de nuestra idiosincrasia, político casado con la justicia social y con una ética profesional a la hora de ejercer su derecho en las parcelas del periodismo, Augusto Hernández dictaba cátedra a su audiencia y a sus lectores, porque poseía el genio para condimentar cada artículo, cada miniensayo cuando le daba por dejar claro que también era un escritor en ejercicio. Haber sido compañero de ruta de Jaime Ballestas (Otrova Gomas) y de Luis Britto García lo coloca al lado de dos finos escritores.

Haber compartido durante varios años el periodismo radial con el poeta José Lira Sosa, a quien admiraba y elogiaba cada vez que podía, le confiere una aureola de distinción a su oficio.




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