Jennifer Moya Ganadora TALENTUM. / Foto: GÉNESIS TORANI

20 Dic, 2013 | "De los Alfonzo, el que nace maluco se muere a los tres meses", le dijo un primo lejano a Jennifer Moya para celebrar su triunfo en Talentum, mientras estaba sentada en la plaza de San Sebastián de Tacarigua ofreciendo esta entrevista. Era la primera visita a su pueblo natal luego de tres meses de ausencia; uno de los sacrificios que tuvo que hacer para poder traer a la tierra de la Virgen del Valle la estatuilla de primer lugar del concurso.

El sudor y las lágrimas rindieron fruto y la cosecha se augura abundante: hoy Jennifer sabe gracias a sus redes sociales que su base de admiradores ya no es sólo de margariteños, sino de venezolanos de todos los rincones geográficos a los que el programa transmitido por Venevisión pudo llegar.

Reinventar o errar

La noche que Oscarcito uno de los jueces más exigentes del show le recomendó a Jennifer Moya que no cantara como Natalia Jiménez, la margariteña no pudo dormir. Lejos de acongojarse o disminuirse con aquella crítica, decidió dar un vuelco a su repertorio y formar uno nuevo con temas exclusivamente interpretados por hombres. "Así no le daría un punto de comparación", dijo convencida de haber escogido el camino correcto.

Aquella decisión fue arriesgada, pero le garantizó una avalancha de comentarios positivos a partir de aquel tropiezo, en medio de una competencia dura, en la que -a consideración de la intérprete de "Libre"- había muchos primeros lugares.

Nada fue fortuito en el triunfo de la también tesista de doctorado que comenzó a cantar en sus primeros años de escuela. En aquellos días era una alumna destacada por su esmero en las tareas, una cualidad que la sigue acompañando en esta etapa de su vida.

Así Moya planificó cada tema y cada presentación hasta el más mínimo detalle. Mientras otros participantes dejaban su estilismo en manos del equipo productor del show, la hoy ganadora recurrió a sus infalibles aliados y compañeros de gentilicio: el maquillador Antonio Mata y el diseñador Aquiles Pinel. En todas las ediciones sorprendían al público con la imagen de la concursante, siempre acorde a su propuesta en el escenario.

Los martes el equipo dinámico se trasladaba a Caracas para formar parte de los ensayos y grabaciones correspondientes. Moya regresaba a su Isla y sus responsabilidades los viernes, lista para atender a su hijo de 11 años y preparar las clases para sus alumnos de la Universidad de Oriente.

"Lo más difícil fue encontrar pasajes para cumplir con todo", recordó ahora sonriente en medio de una tarde tacarigüera de cielos despejados. Superados esos obstáculos, lo único que la intérprete tuvo que hacer fue lo mejor sabe: "dejar el alma en la tarima".

Manos amigas

Otro elemento fundamental en esta carrera por cruzar la meta fue el apoyo que recibió de su gente. No sólo de sus vecinos y público insular, sino de los colegas con los que ha caminado la senda musical desde que comenzó a soltar sus primeras notas.
Compañeros como Juan Rojas y Erasmo Cardona, entre muchos otros, ayudaron a la soñadora a preparar los arreglos y las pistas que le permitieron dar el toque personal a los temas de cada programa.

"Al final creo que destaqué por mi versatilidad y entrega. Canté vallenato, gaita, joropo oriental, balada y hasta salsa", apuntó la ganadora de Talentum, satisfecha con su desempeño.

"Aprendí que la técnica (vocal) sola no arranca lágrimas de quien te escucha, sino lo que expresas de tu interior. Ahora estoy buscando ese equilibrio perfecto". Para lograrlo se declara libre de miedos: sin riesgo no hay ganancia y ella no piensa llegar al final de sus días sin poder decir que al menos lo intentó con todo su corazón.